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De la libertad supervisada al padre sobreprotector: llegó el alcohol cero a Posadas

Desde el 4 de mayo de este año rige el alcohol cero en Posadas. Llegar a esta instancia supone la imperiosa necesidad del Estado local de disminuir los hechos de tránsito provocados por el alcohol al volante, sobre todo aquellos que han dejado víctimas fatales y que, algunos más visibilizados que otros, hemos seguido a través de los medios en estos últimos meses. Estoy segura de que a todos nos resultan conocidos los apellidos Slamovitz, Michalec o Santa Cruz, pero -salvo el caso de la reconocida artista Teresa Warenycia-, ¿qué tipo de vínculo tenían que tener las víctimas para no ser hoy sólo un número más en las estadísticas?
La clase dirigente local no está dispuesta a seguir pagando el costo político de las muertes de tránsito a causa del alcohol y los poderes ejecutivo y legislativo posadeños entendieron que, al igual que un padre con un hijo que transgrede las reglas, llegó el momento de aplicar “mano dura” a la cuestión.

La “tolerancia cero” llegó a la ciudad con un fuerte compromiso político tendiente a la merma de la siniestralidad vial, pero con muchas críticas sociales, de quienes no están dispuestos a resignar los famosos, falsos y engañosos “dos copas de vino o un vaso de cerveza” que nos damos como changüí los conductores para no sobrepasar los 0,5 gramos del alcohol en sangre estipulados en la ley nacional y que siguen vigentes en el resto de la provincia. Se sabía que parte de la sociedad posadeña no iba a ser receptiva a la ordenanza, lo que lleva a preguntarme: el señor que gasta $500, $800 o $1.000 en una cena, ¿no puede pagarse el taxi hasta su casa? ¿Están preparados los posadeños para dejar de mirarse el ombligo y ver más allá de él? ¿Llegan a comprender que el “a mí no me va a pasar” puede transformarse en no contar el cuento?

Creo que la sociedad misionera es una sociedad adolescente. No por su composición etaria, sino por su falta de madurez. El rechazo a la autoridad, a los límites, al control, tan característicos de la juventud, es lo que se ve en las redes sociales y se escucha por la calle, especialmente de boca de los adultos. La culpa siempre es del otro o del gobierno.  ¿Por qué alcohol cero? ¿Por qué no, por ejemplo, 0,3? Después de la experiencia vial, en Misiones el mensaje hoy ya es otro. Se le dijo “basta” a la especulación y la falsa sensación de omnipotencia: si vas a conducir, no tomás alcohol. Simple. Por supuesto que falta mucho por hacer en materia de seguridad vial, pero estamos yendo en buena dirección. La mejor manera de prevenir accidentes por causa del alcohol, según dicta la experiencia internacional, es con leyes que lo restrinjan totalmente. Somos hijos del rigor y hasta ahora nuestro padre Estado nos tenía un poco sueltos de la mano. Dejemos de rasgarnos las vestiduras cada vez que leemos los diarios. En el país, 17 personas mueren por día a causa de hechos de tránsito y la tendencia va en aumento.

Cuando todos y cada uno de nosotros nos pongamos la mochila de la responsabilidad y salgamos a la calle pendientes de nuestra integridad y la del vecino que también circula por la vía pública, vamos a poder decir que somos una sociedad madura, solidaria y comprometida. Mientras tanto y hasta que eso suceda, aplaudo la ordenanza. Bienvenido sea el alcohol cero a Posadas. ¡Salud!


Nota de opinión publicada originalmente en www.codigos24.com y Revista Códigos.