¡Y volvimos! El lunes 9 de enero de 2017, retomamos las emisiones del #PIMit!, el podcast semanal de la Fundación Proyecto Para la Innovación Misionera, conducido por Estefanía y Giselle, y transmitido desde el Café Colón, en la ciudad de Posadas, y nuestro primer invitado del año fue Julián Ferreras, cuyo currículum nos dejó atónitos: licenciado en genética, doctor en biología molecular, investigador del CONICET, profesor y organizador del Café científico de Posadas.
Comenzó nuestra charla con la pregunta que reiteramos semanalmente a nuestros invitados cuando su profesión no es de las “tradicionales”, ¿qué hace un científico? Julián nos dijo de un modo simplificado, que lo que hace es continuamente formularse preguntas y buscar las respuestas pero de una forma sistematizada para que sean sólidas, comprobables, repetibles, y luego continúa el ciclo, cuando en esas respuestas busca nuevas preguntas.
Continuó contándonos que en los últimos años hubo una revalorización de la ciencia del conocimiento como concepto y de la importancia de la divulgación, difundiéndose de un modo progresivo la idea entre los mismos científicos, de la conveniencia de comunicar, no solo a la comunidad sino también a sus pares. Entre los científicos no es fácil divulgar a la sociedad en general por el lenguaje propio de una investigación, pero sin embargo, tampoco existe ciencia si no se la comunica, hay que ser capaces de poder contarla a otro científico y que si este quisiera, pueda repetirlo, pero al mismo tiempo, hay que lograr derribar la barrera del vocabulario en el proceso, y poder hablar con la comunidad en general, la que debe hacerse en un registro lingüístico diferente, pero no por ello de menor calidad, algo que representa un desafío, pero exige una buena voluntad por parte del experto para poder transmitirlo, ya que la comunidad en general está ávida por escuchar, compartir y aprender, y bien predispuesta y abierta a poder charlar e intercambiar conocimientos con la comunidad científica, siendo esta concepción, una idea que Julián reforzó con la experiencia del Café Científico.
Aprovechando que entramos en el tema, le preguntamos a Julián sobre cómo surgió la idea del Café Científico, y nos dijo que además de lo que hace cada uno, es productivo discutirlo con otros pares, y existen varias instancias en las que hacerlo, congresos, en el laboratorio, en la universidad, pero generalmente se siguen ciertos esquemas que no siempre son los más productivos, ya que muchas ideas innovadoras, surgen en ámbitos no formales, como charlas de bar, en las que uno se permite licencias que en un ámbito académico, no lo haría, lo que da mayor libertad para “divagar” y estar más descontracturado. En ese contexto, él propuso tener con su grupo de investigación en genética aplicada, con quienes comparte el laboratorio, una especie de “happy hour”, donde se pueda discutir de modo informal y en otro contexto, distintas cosas, invitando gente de distintos ámbitos para poder pensar cosas nuevas que en el día a día, a veces no surgen. Pero asimismo, cuando estaba con sus amigos que no son científicos, estos siempre le preguntaban por cosas relacionadas al tema, entonces les comentó cuál era la idea que se le ocurrió y le dijeron que les encantaría ir a un lugar así, por lo que empezaron a pensar en la idea como un proyecto más grande, usando el formato que él ya había visto en otras ciudades.
Estefy contó que una vez quiso ir, cuando tocaron el tema de “La Máquina de Dios”, y no pudo entrar de la cantidad de gente que había, y muy diversa, diciéndonos Julián que esa una de las cosas maravillosas del café científico, que siempre hay un rango etario que va desde adolescentes hasta mayores de 80 años, de distintas profesiones, y eso amplía los puntos vista que convergen dentro de la misma charla, y se trata de que los temas que se tocan en cada jornada sean lo más amplios posibles, tanto que tengan un impacto directo en la región, que podamos tomar acción directa en nuestro día a día, como otros que , a priori, no tienen una aplicación concreta, pero que no dejan de ser interesantes, siendo algo que lo emociona mucho el hecho de ver la participación de la gente, cómo se involucran, observar que al finalizar un viernes a las 12 de la noche, los asistentes quieren continuar allí escuchando y debatiendo.
Avanzamos en la charla, con el tema de la “construcción colectiva de conocimiento”, que nos dijo Julián que es lo que se trata de hacer en el café, no es una “clase magistral” en la que un experto viene y habla, lo que se intenta es crear un ambiente donde uno, experto en determinado tema, busca que los demás puedan participar y contribuir a ese conocimiento que el científico está investigando, ya que muchas veces la pregunta “tonta” que a la comunidad en general le surge, al científico, que está tan metido en el tema, nunca se le ocurrió, y eso es una contribución. No se intenta que el científico baje línea y transmita conocimiento, sino que lo que se valora en el café es que todos tenemos algo para aportar y para aprender, incluso el experto que está exponiendo ese día, dejando en claro que la respuesta “no sé” es totalmente válida, está bien no saber, el científico es el primero que se da cuenta de que no sabe algo, y no hay nada malo en reconocerlo.
Adentrándonos en otro tema, le preguntamos qué opina de la relación actual del Estado Nacional con el CONICET, manifestándonos que a su criterio, cualquier medida que afecte a la comunidad científica no es buena, sin embargo, la temática trajo a colación algo muy importante, ya que se puso sobre la mesa la discusión del valor de la ciencia para el país, y eso es muy positivo. Muchas de las críticas que se hicieron a los becarios, muchas veces se llevaron a cabo desde el anonimato y basándose únicamente en una pequeño fracción de su contenido, y desde ese punto de vista, el investigador no puede defenderse, pero para poder criticar de forma fundada, hay que conocer la realidad, el título de una investigación no es su contenido, además, hay un Comité que evalúa los proyectos, por lo que en principio, uno tiene por qué dudar de los mismos. Aun así, planteó la situación hipotética de que haya una investigación que no tenga sentido por no ser aplicable, no obstante ello, en numerosas reparticiones públicas, por ejemplo, hay un número mucho mayor de empleados y asesores, entonces, si va a haber gente redundante, está bueno que estén pensando cosas diferentes, si uno encasilla las investigaciones en ciertas temáticas, limita y hace perder la capacidad creativa, por lo que, si de él dependiera, antes que recortar en esta área, buscaría otra gente que está en el Estado de modo redundante, sin la formación que tienen los investigadores, que son profesionales, pasaron por un proceso selectivo, hicieron una carrera universitaria, un doctorado, e incluso siguen estudiando, y mucha gente que trabaja en el Estado, realiza sus tareas sin formación complementaria, muy distinto a los investigadores, que le dedican mucho tiempo y esfuerzo a seguir perfeccionándose.
Otro tema por el que le consultamos al invitado, fue el machismo en el ámbito científico. Dijo Julián que la situación no es la ideal, a pesar de que en los últimos años se avanzó mucho en cuanto al reconocimiento y apoyo hacia la mujer, como por ejemplo, en la carrera científica tradicional, uno va subiendo categorías con evaluaciones periódicas, en las cuales la mujer es compensada cuando por ciclos naturales o biológicos, como el embarazo o el período de lactancia, se encuentra en una situación distinta al del resto, pero aún así, si uno observa la pirámide, en los escalafones más bajos hay más científicas que científicos, y a medida que vamos subiendo, todo lo contrario, pero eso es algo que lamentablemente ocurre en todo el mundo, no solo en Argentina.
Finalizamos el diálogo, preguntándole cuáles eran los planes para este incipiente año 2017, contándonos Julián que les quedaron muchos proyectos colgados en 2016, pero que al mismo tiempo se va involucrando cada vez más gente y eso permite desarrollar distintas áreas del café y concretar otras cosas, pero siempre quedándose cortos en la ejecución, ya que hay demasiadas ideas, pero aun así, eso es algo positivo, planificando el regreso del Café Científico para abril, sin poder confirmar el lugar todavía, pero dándonos una primicia: este va a ser el primer año que salga en pantalla lo que hacen, ya que la productora 15 60 lenguaje audiovisual, junto a UNaM Transmedia realizaron el registro pertinente. También nos dijo que están trabajando en el proyecto del “mate científico” en las escuelas, algo que nos resultó interesantísimo, para lograr que se empiecen a involucrar en la temática en mayor medida, desde una edad más temprana.
Gracias por acompañarnos, y los esperamos a todos el próximo lunes, a lo que llamamos #PIMit!, el podcast semanal de la Fundación Proyecto para la Innovación Misionera.